No tengo ni idea de para qué sirven los ajos, pero imagino que protegen. Voy paseando con ellos desde la noche que visité la cocina. Wellington deberías haber aceptado cuando te los ofrecí. Si, ya sé que nosotras éramos dos, pero todo quisqui sabía que eras bueno. Imagínate la cara de Gestas, Ore y Kesu cuando ven que te salva el agua bendita y los ajos. EL día hubiese sido memorable.