Lo primero de todo, pedir perdón a Dae por apuñalarla 27 veces. Esa noche era o ella o kata, no había otra posibilidad y se decantó la cosa por un reñido 2 a 1.
Fue en Oxford Circus, y a partir de entonces nos pudo el ansia de sangre.
Una pena que no nos hayamos podido coordinar para salvarme hoy y haber podido acabar la partida.