Estaba anocheciendo, el viento que soplaba era gélido, tanto que incluso a muchos automóviles aparcados en la calle les habían puesto cartones en los parabrisas para que el helor de la noche los llenara de escarcha. Quién pudiera estar en un lugar sosegado y cálido, como Paraguay o cualquier otro país pegado al Amazonas.
Decidieron llevarlo al cementerio, el linchamiento sería al anochecer. Era mejor así; colgarlo y una vez asfixiado lanzarían el cuerpo al suelo y lo harían rodar hasta la tumba que ya había excavada para la ocasión.
Allí se encontraba Jim Culver (Sendatsu), sentado en su lápida favorita tocando su trompeta. No la había tocado desde hacía días pero está mañana la había hecho sonar para que el espíritu de Jenny Barnes (Eldritch) y el de Mark Harrigan (Katalina) votaran a Miguel. También tocó para revivir en voto a Charlie Kane (Horak) pero este último decretó que un político que se precie no vota, sino que lo votan. Ahora, Jim estaba tocando de nuevo. Una balada triste para honrar a los caídos, allí yacían todos en sus lapidas. Los que aún no hemos nombrado; Akachi (Sigfried), William Yorick (Fisolofo), el padre Mateo (Jerezmeme/cultista), Trish (Marlex) la cual había sido degollada con una navaja por el ruin Eldritch, Wendy (Rulos), Úrsula (Pi/cultista), Tommy (Jabberwock) y Minh (Meleke) que la pobre recolectó sus seis pistas a base de esfuerzos para que Mark Harrigan al morir se la llevará también por delante.
Pero Jim también tocaba para dar un toque de melancolía a la ejecución que se venía en un breve momento. Allí aparecieron cuatro energúmenos estirando del pobre Vincent Lee (Ug). El doctor no daba crédito, había sido un buen ciudadano e incluso había contribuido a salvar a otro de los ciudadanos. Se había dedicado a quitar todas las perdiciones para que nos la recogieran aquellos sectarios y así se lo pagaban, con la horca. Su único pecado fue que no lo mataran los cultistas, el pueblo se había vuelto loco.
Lo subieron a un tronco y le pasaron la soga por el cuello. No sin antes darle una última voluntad, al menos eso. Aquel galeno tullido de una pierna lo tuvo claro, antes de morir se iría de viaje a otro mundo. Saco su pipa del bolsillo y exhaló la última calada que le quedaba de opio. Para pasar todos aquellos días el hombre no había sabido pasar sin ayuda de los narcóticos s. Pero ahora ya era feliz, relajado. Lo colgaron. Era el fin para el.
El resto de personas se miraron entre si. ¿Y ahora qué? Se preguntaron. Ya había oscurecido y no sabían que iba a pasar. De repente, la hermana Mary (Miguelcmcm) empezó a reírse, luego a soltar carcajadas y posteriormente se puso a llorar. Los ojos se le salían de las órbitas, exhalaba aire a bocanadas mientras se llevaba las manos al pecho. Decía cosas sin sentido, algo sobre las profundidades del mar, algo sobre un ser descomunal. ¿Como podía ser eso posible si aquella pobre desgraciada jamás había visto el mar? Sin duda estaba soñando despierta, la pobre monja estaba deteriorada hasta el extremo. Físicamente había envejecido, estaba encorvada y debajo de su hábito se le veía el pelo cano cuando hace apenas una semana era moreno. Pero claro, durante esos días tuvo que vender hasta a su propia madre como bien dice el dicho. Había sido el adalid de los cultistas, pero eso conlleva un precio. El de la locura. No podía más, mentalmente estaba rota. La ansiedad la ahogo y pereció en el suelo, sin fuerza alguna.
Quedaban cuatro. Era el momento de la verdad. Jim dejó de tocar y entonces fue Patrice (Celdelnord/cultista) la que sacó su violín para tocar una especie de tango. Se le veía feliz, o por lo menos aquellos ojos endemoniados denotaban ese estado. Tony Morgan (Alexeiv) no daba crédito a lo que veía. ¡Asi que eres tu! Llevo todos estos días sabiendo que la violinista era cultista y no te encontraba. Pues haberle dicho al resto está información que tenías, inútil. Esbozo Patrice. Ahora te llevarás eso y muchas cosas más a la tumba. Porque solo quedamos cuatro y no habéis dado conmigo. Espetó una risa maléfica y desgarradora mientras no paraba de tocar su violín, cada vez de forma más agresiva, el sonido de las cuerdas era estridente.
Pero alguien pensó que podría tener la última palabra. ¡Espera un momento! Dijo alguien. Era Daessaer. ¿Pero que quería aquella loca? Estaba claro que el mal había vencido de nuevo en Arkham.
Pero ella se resistió a eso. De un golpe le arranco el violín de las manos a Patrice y lo estampó contra el césped del campo santo en el que estaban. Patrice entro en cólera pero Daessaer la siguió retando con la mirada. Finalmente Daessaer dijo;
- Aquí no ganas tú! Voy a ganar yo! Y sabes porque? Porque me sale del papooooo. Porque yo soyyyyy...
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