La voy a dar la razón a Kesulin en que el error que he cometido en esta partida fue intentar defenderme, que era matemáticamente indefendible, y no en buscar presidentes mentirosos (aunque debo decir que fui el primero en señalar a Oscurus como fascista... tanto buenismo en la primera ronda no era posible).
Luego se ha cumplido otro axioma de Castronegro. Los más sospechosos son los que más hablan, pero no tienen por qué ser los malos. Apuntado para la próxima. Ha tenido que ser divertido ver como nos metíamos cuchilladas entre nosotros a ciegas.
En fin, una partida muy curiosa y de la que se puede aprender mucho.
Gracias César!