Primero atacaban los Gibados. Eran seres patéticos que pasaban la mayor parte de su tiempo apiñados en caóticas hordas de enormes dimensiones. Pero su numero era tan elevado, que los convertía en un recurso muy valioso. Y eso, les hacia formar parte muy necesaria de la vanguardia de los Tanar´ri.
Oleada tras oleada, estas criaturas con forma vagamente humanoide, achaparrada, grasienta, imberbe, de un enfermizo color ocre claro, con la babeante boca llena de unos deformes dientes negruzcos y con su poco mas de un metro de altura, eran imprescindibles en los asaltos de los demonios. Servían básicamente para desgastar antes al enemigo, para obligarlo a usar recursos que en breve serian muy valiosos...
Cuando llegaran los Bébilith...
Los Tanar´ri arácnidos eran enormes depredadores que incluso cazaban a otros demonios en su ansia de sangre ajena. Los lideres los usaban como fuerza de choque para abrir brecha, romper sus lineas y desorganizar al adversario.
Pero cuando comenzaba el enfrentamiento de verdad, era cuando llegábamos los Vroc y los Hezrou. Nosotros eramos la élite entre las tropas de asalto de los Tanar´ri. Solo los Márilith, los verdaderos mandos del ataque o los Bálor, los legítimos señores de los territorios del abismo, nos podían dar ordenes.
Pero a veces, depositaban su confianza en un Glabrezu o una Sucubo. Y yo, habia sido elegido entre el resto de Vrocs para servirles...
“Yo soy Dazagrion y he sido convocado al mundo de estos repugnantes mortales por mi señor Alzarot”.
Pero en esta ocasión la defensa de los invasores del abismo estaba siendo considerablemente tenaz. Supongo que allí sabían que dos Tanar´ri se habían conseguido infiltrar en su plano y que había que eliminar cualquier posibilidad de que uno de nosotros consiguiera reforzarlos en su cometido...
Cuando por fin se destruyeron los golems de una zona y se pudo entrar en el área de defensa de los mortales, comenzaron un repliegue de emergencia que me permitió intentar la infiltración hasta el portal. El custodiado lugar que deberíamos controlar para conseguir entrar libremente en el mundo de ellos, pero que se perdió hace muchos años y que aun no hemos conseguido recuperar...
“Pero eso va a cambiar, ha llegado el tiempo en que los Tanar´ri controlaremos el portal al otro lado.”
Sin embargo, como me esperaba, al superar su primera y segunda linea, los lanzadores de conjuros de la tercera me detectaron y vieron que estaba intentando penetrar en su defensa. Creo que un clérigo disipo mi conjuro de invisibilidad y luego fue un hechicero el que me lanzo una dolorosa descarga de proyectiles mágicos.
Entonces, tal como estaba previsto, mis compañeros lanzaron su ataque sobre los que me habían descubierto. Atacando con ferocidad, evitaron que el enemigo pudiera dar la voz de alarma y aunque seguramente sacrificaron su vida por la causa, me permitieron dirigirme hacia el portal. Me permitieron cumplir la primera parte de mi misión. Me permitieron responder a la llamada recibida...
“Ahora ya estoy en el mundo mortal. Solo he de reunirme con mi señor Alzarot para proporcionarle mi ayuda".